Descubrí a los Quireboys igual
que a Aerosmith: vi un vídeo suyo en la tele, concretamente este:
Me encantó desde el principio. Lo
primero que me llamó la atención fue que el riff de la canción me recordaba al
de “Can´t Explain” de The Who
con la diferencia de que aquí
había una slide que le daba un sabor especial al tema. El estribillo era
perfecto, listo para ser cantado en cualquier concierto.
La imagen de la banda era la de
una de muchas "hair metal bands" de aquel entonces pero tenían dos cosas que no
tenían las demás: una, sus composiciones eran muy superiores a la media y dos,
su sonido, deudor de los Stones y los Faces, les diferenciaba de las bandas
americanas, en su mayoría aspirantes al trono de Aerosmith y Kiss.
Y si esto no fuera suficiente,
los londineses tenían su arma “no tan secreta”: Spike. Un frontman irrepetible y
carismático y con una voz que hacía parecer a Rod Stewart y Joe Cocker niños
con voz de pito.
El resto de la banda lo formaban
los guitarristas Guy “Griff” Griffin y Guy Bailey (co-compositor junto a Spike
de la mayoría de los temas), Nigel Mogg al bajo, Chris Johnstone al piano e Ian
Wallace a la batería.
Entre todos crearon una maravilla digna de los creadores
de obras de arte como “A Nod Is As Good As A Wink… To A Blind Horse” o “Exile
On Main Street”.
En 1987, tres años antes de la
publicación del disco que nos ocupa, los Quireboys habían lanzado su primer
single “Mayfair”, grandísima canción que ya reunía todos los componentes de su
música y que avanzaba todo lo bueno con lo que nos obsequiarían en el futuro.
En cuanto al disco como tal ¿es
posible comenzar mejor un disco de debut que con una bomba como “7 o´clock”? La
pregunta es retórica, no contestéis.
La fiesta sigue con “Man On The
Loose”, otra joya quizás infravalorada por la propia banda porque rara vez la
tocan en directo, para nuestra desgracia.
“Whippin´ Boy” es probablemente
la canción que más se diferencia del resto, aunque eso no le resta un ápice de
calidad y de hecho es una de las preferidas por los fans en directo por la
posibilidad que ofrece de interactuar con la banda.
“Sex Party” es, como indica su
título, una orgía rockera en toda regla y el tema que suele servir como cierre
para sus actuaciones. El riff del comienzo siempre me ha recordado al de “Tie
Your Mother Down” de Queen.
“Sweet Mary Ann” empieza como una
preciosa canción acústica digna de cantarse con un par de cervezas en un pub
para, tras el primer estribillo, convertirse en una fiesta que alcanza su
máximo apogeo en directo cuando los fans con un mínimo de sangre en sus venas
se vuelven literalmente locos.
La primera cara del álbum acaba
con “I Don´t Love You Anymore”, baladón digno de figurar en cualquier antología
del rock y que, como pasa con la mayoría de las canciones de los de Londres,
cobra una nueva dimensión en directo donde las emociones se disparan y pone los
pelos como escarpias.
La séptima canción, primera de la
segunda cara del vinilo es la ya mencionada “Hey You”
la cual abre paso a otra
de las que, desde el principio y hasta hoy, se ha convertido en una de las
favoritas de los fans: la festiva “Misled”.
La glam-rockera “Long Time
Comin´” aparece a continuación para volarte la cabeza con su ritmo
irrefrenable.
La maravillosa “Roses &
Rings” te permite tomar un respiro con sus guitarras acústicas, piano… ¡y
violines!
“There She Goes Again” fue uno de
los singles del LP y una de las primeras composiciones de Quireboys. Su
estribillo pegadizo la convierte también en una de las más apreciadas en
concierto.
El deleite finaliza con “Take Me
Home”, uno de los miles de riffs hijos bastardos de “Honky Tonk Women” que, en
este caso, es ejecutado con maestría por Spike & Co.
En definitiva, un disco
imprescindible de los que ya no se hacen… salvo por parte de esta banda
inigualable a los que tenemos el privilegio de tener por aquí con bastante
frecuencia. En enero volverán a hacernos disfrutar como cada vez que se cruzan
nuestros caminos. Si estás leyendo esto y no les has visto nunca, no pierdas el
tiempo: hazte con toda su discografía y saca tu entrada para su próximo bolo.
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