viernes, 31 de octubre de 2014

Quireboys – “A Bit Of What You Fancy” (1990)




Descubrí a los Quireboys igual que a Aerosmith: vi un vídeo suyo en la tele, concretamente este:




Me encantó desde el principio. Lo primero que me llamó la atención fue que el riff de la canción me recordaba al de “Can´t Explain” de The Who




con la diferencia de que aquí había una slide que le daba un sabor especial al tema. El estribillo era perfecto, listo para ser cantado en cualquier concierto.

La imagen de la banda era la de una de muchas "hair metal bands" de aquel entonces pero tenían dos cosas que no tenían las demás: una, sus composiciones eran muy superiores a la media y dos, su sonido, deudor de los Stones y los Faces, les diferenciaba de las bandas americanas, en su mayoría aspirantes al trono de Aerosmith y Kiss.

Y si esto no fuera suficiente, los londineses tenían su arma “no tan secreta”: Spike. Un frontman irrepetible y carismático y con una voz que hacía parecer a Rod Stewart y Joe Cocker niños con voz de pito.




El resto de la banda lo formaban los guitarristas Guy “Griff” Griffin y Guy Bailey (co-compositor junto a Spike de la mayoría de los temas), Nigel Mogg al bajo, Chris Johnstone al piano e Ian Wallace a la batería.




Entre todos crearon una maravilla digna de los creadores de obras de arte como “A Nod Is As Good As A Wink… To A Blind Horse” o “Exile On Main Street”.

En 1987, tres años antes de la publicación del disco que nos ocupa, los Quireboys habían lanzado su primer single “Mayfair”, grandísima canción que ya reunía todos los componentes de su música y que avanzaba todo lo bueno con lo que nos obsequiarían en el futuro.




En cuanto al disco como tal ¿es posible comenzar mejor un disco de debut que con una bomba como “7 o´clock”? La pregunta es retórica, no contestéis.




La fiesta sigue con “Man On The Loose”, otra joya quizás infravalorada por la propia banda porque rara vez la tocan en directo, para nuestra desgracia.




“Whippin´ Boy” es probablemente la canción que más se diferencia del resto, aunque eso no le resta un ápice de calidad y de hecho es una de las preferidas por los fans en directo por la posibilidad que ofrece de interactuar con la banda. 




“Sex Party” es, como indica su título, una orgía rockera en toda regla y el tema que suele servir como cierre para sus actuaciones. El riff del comienzo siempre me ha recordado al de “Tie Your Mother Down” de Queen.




“Sweet Mary Ann” empieza como una preciosa canción acústica digna de cantarse con un par de cervezas en un pub para, tras el primer estribillo, convertirse en una fiesta que alcanza su máximo apogeo en directo cuando los fans con un mínimo de sangre en sus venas se vuelven literalmente locos.




La primera cara del álbum acaba con “I Don´t Love You Anymore”, baladón digno de figurar en cualquier antología del rock y que, como pasa con la mayoría de las canciones de los de Londres, cobra una nueva dimensión en directo donde las emociones se disparan y pone los pelos como escarpias.




La séptima canción, primera de la segunda cara del vinilo es la ya mencionada “Hey You”




la cual abre paso a otra de las que, desde el principio y hasta hoy, se ha convertido en una de las favoritas de los fans: la festiva “Misled”.




La glam-rockera “Long Time Comin´” aparece a continuación para volarte la cabeza con su ritmo irrefrenable.




La maravillosa “Roses & Rings” te permite tomar un respiro con sus guitarras acústicas, piano… ¡y violines!




“There She Goes Again” fue uno de los singles del LP y una de las primeras composiciones de Quireboys. Su estribillo pegadizo la convierte también en una de las más apreciadas en concierto.




El deleite finaliza con “Take Me Home”, uno de los miles de riffs hijos bastardos de “Honky Tonk Women” que, en este caso, es ejecutado con maestría por Spike & Co.




En definitiva, un disco imprescindible de los que ya no se hacen… salvo por parte de esta banda inigualable a los que tenemos el privilegio de tener por aquí con bastante frecuencia. En enero volverán a hacernos disfrutar como cada vez que se cruzan nuestros caminos. Si estás leyendo esto y no les has visto nunca, no pierdas el tiempo: hazte con toda su discografía y saca tu entrada para su próximo bolo. 

miércoles, 29 de octubre de 2014

Aerosmith – “Pump” (1989)



Poneros en situación: en 1989 yo no conocía a Aerosmith. Tenía 18 años y mi formación musical estaba todavía bastante verde. Escuchaba a Adams, Mellencamp, Beatles, Loquillo… y de repente un día veo esto en televisión:




Me quedé total y absolutamente flipado. ¿Qué era eso? No recordaba haber visto ni oído algo tan alucinante. El comienzo del vídeo, tan oscuro, rozaba lo siniestro. La figura alta y delgada de Steven Tyler te atrapaba desde el primer momento, acompañada por la línea de bajo de Tom Hamilton y esos teclados misteriosos que parecían de película, formando un comienzo brutal. Por momentos dudabas si estabas viendo una película o un vídeo musical.

Se intercalaban las imágenes de la banda con las de los actores que representaban la historia que se cuenta en la canción pero lo que más llamaba la atención era la bocaza del cantante ¡era enorme!




La combinación de las imágenes de la policía con la voz de Tyler in crescendo justo antes del estribillo creaba una sensación de angustia que alcanzaba su máxima expresión cuando veías a Janie correr a los gritos de “Run away, run away from the pain” acentuado por el sonido de la guitarra de Joe Perry simulando el sonido de las sirenas de los coches de policía.

El sonido que JP saca a su guitarra en el solo era algo que no había oído nunca y me dejó tan asombrado como ver a su Gemelo Tóxico arrastrándose por el suelo durante dicho solo. ¿Qué hacía? ¿Se había vuelto loco? Sea como fuere, tenía claro que era guay, y que tenía ante mí a un frontman como no había visto hasta entonces.




El vídeo fue todo un acierto, pero la canción tenía la suficiente calidad como para sobrevivir por sí sola. Me gusto tanto que decidí comprarme el disco en el que salía, me daba igual si el resto de las canciones eran una mierda. Y así adquirí “Pump”.

Y lo que me encontré, como ya todos sabréis, fue a la mejor banda de rock´n´roll americana del momento en su cénit. “Pump” reafirmó todo lo bueno que apuntó “Permanent Vacation” y lo mejoró un 300%. El bajo de Tom Hamilton y la batería de Joey Kramer marcaban un ritmo atronador a lo largo de casi todo el álbum, con pocas pero gozosas excepciones. La guitarra de Brad Whitford no era un mero acompañante: su base era imprescindible para que las canciones destacaran como lo hicieron e incluso aportó una gran composición propia, aunque eso sí, el mayor protagonismo se lo llevaban como no, los riffs y solos de Joe “Fuckin´” Perry y sobre todo don Steven Tyler, cuya garganta estaba más en forma que nunca y sus letras aunaban humor y sexo en cantidades industriales.

El décimo trabajo de los de Boston te atrapa desde el primer acorde de “Young Lust” y no te suelta hasta la última nota de “What It Takes”.

Como decía, el álbum empieza con “Young Lust” y qué manera de empezar: guitarrazos de power chords sirven de presentación para que toda la banda entre como una locomotora, con mención especial para la brutal batería de Kramer y la inesperada aparición de la armónica de Tyler. “Lujuria Juvenil” no podía ser de otra manera.




Ya metidos en faena, a Steven no le basta con un polvo, tiene que ser dos sin sacarla y por eso no hay pausa entre el primer y el segundo corte, el tremendo “F.I.N.E”, un desparrame rockero imposible de resistir. Si no se te van la cabeza y los pies detrás de esta barbaridad es que estás muerto. El salido cantante está en plena forma y vuelve a cantar sobre sexo desenfrenado “tengo la llave correcta pero el ojo de la cerradura incorrecto”, lo que por cierto no tiene nada que ver con el título, que son las siglas de “Jodido, Inseguro, Neurótico, Emocional”, que es como se autodescribió el protagonista sobre la época en la que se drogaba.




“Love In An Elevator”, primer single del LP podría ser la perfecta definición de lo que eran los Aerosmith de finales de los 80: un riff genial de Perry sobre el que toda la banda hace sus aportaciones para acabar creando un monstruo acojonante. Especialmente llamativo el final “a capella”.




La slide de Joe anuncia “Monkey On My Back”, un relato sin tapujos de la vida de su gemelo tóxico bajo la influencia de las diferentes sustancias. Gran tema que fue tocado casi siempre en la gira 89-90 de los bostonianos.




Si lo escuchado hasta ahora no era suficiente, nuestros héroes nos regalan esa maravilla ya comentada antes que es “Janie´s Got A Gun”, canción sobre un padre que abusa sexualmente de su hija y ésta se venga “poniéndole una bala en el cerebro”. Fue el segundo single.




“The Other Side”, cuarto single de esta obra de arte, es otro temazo de ritmo rockero de una banda que llegó a lo más alto, se despeñó y resurgió como el ave Fénix para gracias a este trabajo, situarse por encima del bien y del mal.




“My Girl” es probablemente uno de los temas más infravalorados del disco, comprensible en cierto modo porque cuesta destacar cuando estás rodeado de esas “compañeras de viaje” que son las demás canciones, grandes en todos los aspectos. Pero muchas bandas de la época firmarían haber compuesto algo así.




“Don´t Get Mad, Get Even” empieza como un blues con armónica incorporada que en el estribillo se convierte en el estallido vocal al que Steven Tallarico (su apellido real) nos tiene acostumbrados.




“Voodoo Medicine Man” es la aportación compositiva de Whitford a la que hacía referencia anteriormente. Empieza con unos sorprendentes efectos de sonido antes de que entren los acordes del más joven de los Bad Boys From Boston. A continuación entra toda la banda para completar el tema más curioso de todos los que componen “Pump”.




El LP acaba con el tema que se convirtió en su tercer single, la impresionante “What It Takes”, una balada que debería figurar en cualquier listado de las mejores canciones de Aerosmith y que servirá de referencia para todas las que compongan en adelante y que, irremediablemente, saldrán perdiendo en la comparación. Un corte en la que destacan el solo de Perry y sobre todo la tremenda actuación vocal de Tyler.




Poco después de comprar este álbum me compré el “Greatest Hits” de 1980




y de ahí en adelante todos los demás hasta convertirme en un gran fan de la banda, a la que tuve el privilegio de ver en directo en noviembre del 93 en Donosti y en junio del 94 en Zaragoza en su gira de promoción de “Get A Grip”. 

Las cosas han cambiado mucho desde entonces, pero estoy convencido de que todavía vale la pena verles en directo y sigo expectante de que se acerquen por aquí en su próximo tour. Soñar es gratis. Mientras tanto, seguiré escuchando “Pump” a todas horas.



lunes, 27 de octubre de 2014

The Beatles – “A Hard Day´s Night” (1964)




En 1989 yo tenía 18 años y andaba buscando un nuevo ídolo. Bryan Adams había publicado su “Into The Fire” hacía ya dos años pero acababa de romper con Jim Vallance y las noticias sobre la publicación de su próximo disco eran que se retrasaba cada vez más y más. Necesitaba cubrir ese vacío y decidí meterme en los Beatles.

En aquel entonces conocía lo básico: mis padres tenían el “20 Greatest Hits




con las más típicas: “She Loves You




Help!




Hey Jude




etc. pero no me entusiasmaba. Aún así, decidí darles una segunda oportunidad y un día me fui al Corte Inglés y me compré a la vez “Rubber Soul




y “Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band




Como se imaginará el conocedor de la obra de los de Liverpool, probablemente no son los dos discos más indicados para que un chico de 18 años entre en contacto con ellos. Imaginaros mi sorpresa cuando escuché cosas como el arpa en “She´s Leaving Home




O el sitar en “Norwegian Wood




Seguían sin entusiasmarme pero algo debían tener cuando todo el mundo les idolatraba tanto así que les di una última oportunidad y me compré “A Hard Day´s Night”… y flipé al instante.

Este era un disco para disfrutar (aclaro, “Rubber Soul” y “Sgt. Pepper´s” también me flipan, pero al principio me costó ;-) ). Viéndolo con la perspectiva de los ¡¡50 AÑOS!! que han pasado desde su publicación no puedo evitar preguntarme cómo diablos unos mequetrefes de veintipocos años como John Lennon y Paul McCartney pudieron dar forma a esas canciones, esas melodías y esas armonías vocales.




Más allá del hecho de que sea el primer disco compuesto en su totalidad por canciones originales de John y Paul, lo que me atrapó, y me sigue atrapando, es la energía y buen rollo que desprende el álbum al completo y, sobre todo, lo que me volvió loco y sigue haciéndolo 25 años después es el sonido de las voces de los dos líderes de la banda cantando juntos. Para mí, es un sonido imbatible en la historia de la música popular.

El disco comienza con la canción que da título al LP y la película y cuyo primer acorde ha pasado a ser el más famoso de la Historia porque nadie, yo creo que ni el mismo George Martin, está seguro 100% de cómo se toca. Es una buena introducción a lo que contiene el tercer larga duración de los Fab Four: grandes voces, marcha y buen rollo a raudales. Me encanta el cencerro (me refiero al instrumento) de Ringo Starr en el puente y el arpegio final de George Harrison con su Rickenbacker de 12 cuerdas.




La armónica de Lennon anuncia “I Should Have Known Better” como una bomba. La voz de John grabada dos veces (un truco de estudio que utilizaron muchas veces a lo largo de su carrera) suena genial y no puedes evitar dejarte llevar por el ritmo.




If I Fell” es una maravillosa composición del futuro señor de Yoko Ono que sirve como vehículo para las alucinantes armonías vocales que forma junto a McCartney.




I´m Happy Just To Dance With You” es otro tema de Lennon, por aquel entonces no solo líder sino también compositor más prolífico, que sirve para dar algo de protagonismo puntual a George Harrison, quién en 1964 todavía no se había destapado como la gran figura que iríamos conociendo poco a poco en los años siguientes. Este tema no es que sea una maravilla, pero es agradable de escuchar.




Paul aparece por primera vez con “And I Love Her”, gran canción de amor que combina con acierto la guitarra acústica de John con la española de George y no os perdáis la percusión de Ringo con los bongos.




Tell Me Why” es otra obra de Lennon, quien toma la voz principal apoyado por los coros de Paul y George (que son una gozada). A destacar el falsete de John.




Can´t Buy Me Love” es, simplemente, una de las mejores canciones de Paul durante la primera mitad de los 60. Con su ritmo y estribillo contagiosos y una gran actuación vocal de Macca. Una joya. Curioso que en todas sus canciones de “A Hard Day´s Night” nadie le hace coros. Graba su voz dos veces pero nadie le hace coros. ¿Casualidad?




Con “Can´t Buy Me Love” acaba la primera cara del disco. La segunda la componen canciones que no salieron en la película pero que mantienen el nivel.

La primera es “Anytime At All”, gran canción de Lennon, al que se le suma McCartney en el estribillo. No estamos hablando sólo de los dos mejores compositores pop del siglo XX, también de dos de los mejores cantantes, en aquella época. Bryan Adams ha grabado recientemente una versión de este tema para su álbum de covers, pero para mi gusto la original es imbatible.




I´ll Cry Instead” es otra composición de John que se escucha con gusto pero no está entre lo más destacado del disco.




Paul vuelve a aparecer con “Things We Said Today”. Buena canción, cuyo mejor momento es probablemente el cambio de la estrofa al puente.




Las voces de John, Paul y George entran como un huracán en el comienzo de “When I Get Home” para ofrecernos un apasionado desparrame de Lennon diciéndole a su chica que se prepare, que cuando llegue a casa… pues eso. De lo mejor del elepé.




You Can´t Do That” es otra de las canciones por las que el 99% de los grupos de la época mataría. Lennon se muere de celos y le prohíbe a su chica hablar con otros hombres en un tema irresistible donde la pasión de la voz de John encuentra el complemento perfecto en el acompañamiento que le proporcionan las voces de Paul y George. 50 años después suena igual de fresca.




El disco acaba con una de mis favoritas, no de este disco, de cualquiera de los Beatles. “I´ll Be Back” tiene quizás mis armonías vocales favoritas de toda su discografía, así que imaginaros. Poco más puedo decir, excepto que la escuchéis… y gocéis.




“A Hard Day´s Night” fue el disco que me convirtió en beatlemaníaco. Desde entonces ahorré de mi paga todo lo que pude para ir comprándome uno a uno todos sus discos. La mejor inversión que he hecho nunca.

sábado, 25 de octubre de 2014

Loquillo Y Trogloditas – “¡A por ellos…! que son pocos y cobardes” (1989)




El Loco es muyyy grande y a finales de los 80, Jose Mª Sanz y Los Trogloditas simple y llanamente eran la mejor banda de rock´n´roll de la piel de toro. Si a eso le añadías un Sabino Méndez especialmente inspirado en la composición, el equipo era imbatible.

Mi primer contacto con los catalanes fue a través de canciones sueltas; había escuchado “Chanel, Cocaína y Don Perignon




y por supuesto “La Mataré




pero no fue hasta 1988 cuando publicaron “Morir En Primavera” que me decidí a comprar un disco suyo; un gran disco con temas que por desgracia ya no tocan como el stoniano “Besos Robados




y que formarían buena parte del que nos ocupa.

Grabado en dos conciertos en la sala Zeleste de Barcelona los días 15 y 16 de diciembre de 1988, “¡A por ellos…! que son pocos y cobardes” reúne lo mejor del repertorio Troglodita a lo largo de la década, pero sobre todo muestra a una banda arrolladora en su espacio natural: el directo, bordando las interpretaciones y en muchos casos mejorando las grabaciones originales.

La banda está en el punto álgido de su carrera y la interacción con el público es tremenda, hecho, por suerte, fielmente recogido en el disco y que es una parte del álbum tan importante como el propio repertorio, ejecutado impecablemente por el Loco y sus Troglos, con la arrasadora máquina rítmica formada por Jordi Vila a la batería y Simón Ramírez al bajo, con el maestro Sergio Fecé a las teclas, y la brutal combinación guitarrera de Xavi Tacker y Ricard Puigdomenech, a los que finalmente se añadió Sabino Méndez.




El comienzo con “Carne Para Linda” es brutal, con su riff de guitarra entrando casi a la par que el clamor del público para poco después sumarse la banda al completo, saxo incluido. Desde el minuto 1, los afortunados allí presentes corean las letras de todos los temas.




Sin respiro, pasamos a “La Policía”, temazo de “Morir En Primavera”. Y hablando de temazos: a continuación, Sergio Fecé da paso a esa barbaridad llamada “Ya No Puedo Bailar”, de “Mis Problemas Con Las Mujeres”.




La cuarta canción es la mencionada anteriormente “Chanel, Cocaína y Don Perignon”, de “La Mafia Del Baile”, el primer tema que soy consciente de haber escuchado de Loquillo.

Reconozco no haber hecho mucho caso a “Coleccionistas” y “Piratas”, me iba (y me va) su lado más rockero.

La siguiente fue la celebérrima “Quiero Un Camión”, una canción a la que un dichoso anuncio de televisión ha podido prostituir ligeramente con el tiempo, pero que si te abstraes puedes llegar a disfrutar como lo que es: un temazo en el que la banda despliega todo su buen hacer con mención especial a la sección rítmica y al trabajo a las seis cuerdas de Puigdomenech.




A partir de aquí, entramos en una serie de canciones encadenadas e influidas por otros estilos como la canción francesa, el jazz o el swing. Estoy hablando de “Brisa De Abril”, “En Dino´s A Las Diez”, “Mis Problemas Con Las Mujeres” y “La Mala Reputación”.

El primer CD acaba con dos canciones que se han convertido en clásicas. ¿Sería exagerado decir que “La Mataré” y “Cadillac Solitario” son al rock español lo que “Satisfaction” y “Stairway To Heaven” al rock mundial? Si lo es, no debe andar muy lejos. En particular, la versión de “Cadillac Solitario” de este álbum es la que se convirtió en mítica y no la original.




El segundo CD está compuesto casi en su mayoría de rock salvaje, y nada responde mejor a esta definición que la canción que sirve de apertura. 

La versión de “Autopista” es probablemente la que más se aleja de la original y la que más la mejora. Empieza con un gran solo de guitarra que sirve de preámbulo al piano de Fecé; un piano que te avanza que estás a punto de escuchar algo grande, sensación que se confirma poco después cuando la guitarra de Ricard Puigdomenech entra cambiando el ritmo de la canción, lo que provoca las palmas desenfrenadas del público, cuyo sonido queda ahogado por la irrupción de la batería de Jordi Vila dispuesta a destruir todo lo que encuentre a su paso, labor en la que cuenta con la inesmitable colaboración del trepidante bajo de Simón Ramírez. El resto es una descarga de actitud y aptitud musical por parte de la mejor banda del momento. 25 años después sigue sonando igual de fresco y relevante.




Rock Suave” es otro temazo en el que la banda suena tremenda y que el Loco ha seguido interpretando en directo hasta nuestros días.

“Todo El Mundo Ama A Isabel” y “Besos Robados”, dos de las mejores canciones de “Morir En Primavera” continúan la fiesta que alcanza uno de sus puntos álgidos con (una vez más) la versión mejorada de “El Ritmo De Garaje”, otro tema que siendo entonces un clásico de la banda, aquí pasa definitivamente a la eternidad, entre otras cosas, por la calidad de su interpretación.




Acto seguido nos atrapa la nostalgia de “El Rompeolas”, otro tema mítico (y van…) de la historia del rock en castellano. Pocos estribillos definen mejor a un hombre y una banda como “No hables de futuro, es una ilusión, cuando el rocanrol conquistó mi corazón”.




Cerca del final, el órgano de Fecé introduce “Siempre Libre”, toda una declaración de principios del rockero del Clot, seguida por la oda de Sabino Méndez a la ciudad que les acogió cuando tuvieron que salir de Cataluña a buscarse las alubias: “En Las Calles De Madrid”.






Acaban por el principio, es decir, recuperando sus dos primeros éxitos, “Esto No Es Hawaii” y el clasicazo “Rock´N´Roll Star”.




para acabar con la canción dedicada a su lugar de procedencia: “Barcelona Ciudad




Para mí, este disco es el mayor y mejor testimonio del rock´n´roll en castellano junto a los directos de Ramoncín y Burning. Si no lo tenéis, debéis ir inmediatamente a por él.

viernes, 24 de octubre de 2014

Tequila - "Tequila" (1990)




Recuerdos de la infancia. Eso es lo primero que me viene a la cabeza con Tequila.

Tengo muy claros mis dos primeros recuerdos musicales (dejando al lado los Parchís, películas de Peter Pan, etc). Siendo tan sólo un bebé – de hecho este es mi primer recuerdo, así en general – recuerdo estar sentado junto a una radio y balbuceando con mi lenguaje de bebé “oh babi, oh babi babi bu, oh babi bu”, o sea, esto:




Mi segundo recuerdo musical, ya con ocho años, es ver a Tequila en “Aplauso” tocando “Me Vuelvo Loco”.




¿Qué era eso? En aquel entonces no había tenido ningún contacto consciente con el rock´n´roll pero lo que vi y escuché me encantó. La voz de Alejo Stivel me enganchó desde el principio, la música era una gozada, el estribillo pegadizo, el look de la banda llamativo, y el público gritaba enloquecido.

Seguí viéndoles cada vez que aparecían en el programa pero poco después se separaron y, aunque nunca abandonaron mi subconsciente, cuando años más tarde la música se convirtió en la mayor de mis pasiones tiré hacia otros grupos y, simplemente, no se me ocurrió buscarles.




Eso cambió en 1990 cuando me enteré de que iban a publicar este recopilatorio y pensé “¡Hombre, Tequila! ¡Cómo me gustaban de pequeño! Igual es buena idea comprarse ese álbum”. Y tanto que lo fue… “Tequila” recopilaba en un doble vinilo las mejores y más representativas canciones del citado Stivel, Ariel Rot, Julián Infante, Felipe Lipe y Manolo Iglesias.

La cara A del disco 1 reunía 8 de las 12 canciones de “Matrícula De Honor”, su primer LP, entre ellas su mítico aunque sobadísimo “Rock And Roll En La Plaza Del Pueblo” (qué daño hizo La Década Prodigiosa)




O “Necesito Un Trago”.




En la cara B encontrábamos 6 de las 10 canciones de su grandísimo segundo trabajo “Rock And Roll”. Aparte del ya mencionado “Me Vuelvo Loco”, temazos como “Matrícula De Honor




O “Y Yo Que Sé




El segundo vinilo contenía el tercer y cuarto discos de la banda hispano-argentina. En la cara A se rescataron 6 de los 10 temas de “Viva! Tequila!” como los inolvidables “Mira A Esa Chica




O “Dime Que Me Quieres”.




mientras que en la cara B se recogían asimismo 6 de los 10 temas que compusieron para “Confidencial”, su último trabajo. Ejemplos como el también sobadísimo “Salta!




o las grandes “Me Voy De Casa




Y “Nena




Resumiendo, este doble vinilo me volvió a enganchar a Tequila y ya no volví a “soltarles”. De hecho, posteriormente me compré sus 4 discos para conocer las canciones que no estaban incluidas en este recopilatorio, lo que recomiendo encarecidamente a cualquiera que lea este artículo.

De esos temas que no aparecían en este nuestro objeto de análisis, me encantan “Que El Tiempo No Te Cambie




O “Las Cosas Que Pasan Hoy”.




En realidad, todas son una maravilla. Tequila es para mi gusto, junto a Loquillo y Trogloditas, la mejor banda de rock´n´roll en castellano que ha habido nunca.