Se nos va el Capi. Se retira Carlos Gurpegui. Han sido 18 años en el Athletic Club, 14 en la primera plantilla. Un chaval cuyo sueño era ser futbolista profesional en un equipo que él mismo ha calificado como único. La posición era lo de menos. Por eso empezó de media punta, para hacer casi toda su carrera de medio centro y acabarla de central, puesto en el que seguramente jugó la mejor temporada de su carrera, la que acabó con el equipo clasificándose para jugar la previa de la Champions League.
Es inevitable, a riesgo de caer en el tópico, hacer referencia a sus orígenes. Probablemente, sólo un navarro, con el carácter que traen de fábrica, podría haber superado todos los obstáculos que se le han presentado, bien en forma de lesiones (incluso antes de debutar con el primer equipo) o de sanciones.
En los próximos días vamos a leer páginas y páginas sobre su capacidad de trabajo, de sacrificio, de ser el paradigma de lo que se entiende como un "jugador de equipo"... todo cierto. Yo quiero centrarme en su capacidad de liderazgo. En su rueda de prensa de despedida, Gurpe ha sido fiel a su estilo humilde y ha quitado importancia a la capitanía. Querido Carlos, hay dos tipos de líderes: los que imponen su autoridad al grito de "porque lo digo yo" y los que se convierten en referencia para los demás de forma natural, simplemente siendo un ejemplo día a día con su forma de hacer las cosas. Tú eres de los segundos.
Esto es como cuando un padre le dice a sus hijos que se laven las manos antes de cenar y ellos le contestan que él no se las lava nunca. Carlos Gurpegui se lavaría las manos todos los días antes de cenar y sus hijos, al verlo, harían lo mismo, sin necesidad de que se lo pidiera. El de Andosilla ha despertado tal admiración que ha sido ídolo incluso en las afueras de Bilbao, en ese barrio llamado A Coruña:
En la mencionada rueda de prensa, el momento más emotivo para el capitán ha sido cuando le ha tocado hablar de sus compañeros, a los que ha definido como "una pasada". Lo que no ha dicho, y probablemente lo escucharemos sin cesar a lo largo de los próximos días, es que él ha sido el mejor compañero posible para el resto de los componentes del vestuario, tanto jóvenes como veteranos. Cada uno recoge lo que siembra, Carlos. Y lo comprobarás este sábado en San Mamés.
Tengo la suerte de cruzarme con cierta frecuencia con él y una de las últimas veces fue tres días después de la última final de Copa en Barcelona. Simplemente pretendía decirle "hasta luego" pero, sin yo pedírselo, se paró durante cinco minutos a explicarme la tristeza que le produjo no poder recompensar a la afición con el título tras la "increíble, alucinante" experiencia vivida en el Camp Nou.
Ese es Carlos Gurpegui: capitán las 24 horas del día, dentro y fuera del campo. Carlos es Athletic hasta las trancas. Por suerte, parece que seguirá dentro del club de una u otra forma: algo absolutamente necesario para transmitir a las generaciones venideras los valores de esta institución.
Ese es Carlos Gurpegui: capitán las 24 horas del día, dentro y fuera del campo. Carlos es Athletic hasta las trancas. Por suerte, parece que seguirá dentro del club de una u otra forma: algo absolutamente necesario para transmitir a las generaciones venideras los valores de esta institución.
Don Carlos Gurpegui Nausia ha declarado que le gustaría que le recordaran como una persona que, pese a todas las complicaciones, afrontaba todo con una sonrisa. Por ese motivo he elegido la foto que sirve de portada a este post: pocas veces he sentido mayor sensación de JUSTICIA que cuando levantó la Supercopa. Simbolizaba muchas cosas. Era, entre otras cosas, y tras mucho tiempo esperando, el triunfo de la sonrisa.
#EskerrikAskoGurpe
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